domingo, 28 de junio de 2009

Que impotencia...

Ya era hora de volver a escribir.... Casi que se me había olvidado esta herramienta, jeje.

Bueno, en realidad, conociendo al cuerpo técnico de un equipo profesional, tengo acceso a ciertas mañas y detalles de un partido, que el espectador ajeno a la banca de cualquiera de los equipos, no nota.
Para el quinto y ultimo partido de una serie de playoff que viví, la actitud desafiante y mafiosa, de uno de los jueces, para con nuestro equipo, enterró cualquier tipo de lógica y moral deportiva.
La labor del juez es la JUSTICIA dentro del campo de juego. Si el juez no capta este mensaje y cree ser el dueño de la acción, sin duda que va a lograr acaparar toda la atención. Mas aún, si alguna vez un juez es tentado y el olor a billete logra traspasar la barrera moral del juego, este árbitro no escatimará en recursos para lograr el objetivo (se que tal vez no creen, pero he vivido cosas increíbles en partidos...).
Si una parte tan importante del juego, como lo es el arbitro, está viciada, el juego no tiene el mismo atractivo. Es una falta de respeto al deporte que les da de comer.
Me queda dando vuelta la visión de ese 5to juego. En ciertos momentos, el árbitro parecía gozar de estar manejando un juego tan importante. La impotencia de no poder hacer nada a nuestro favor, la impotencia que provoca el ABUSO DE PODER es muy grande. Me acuerdo y me da rabia.
No solo nosotros nos sentimos perjudicados, el otro equipo también estuvo en descontento con el accionar de los jueces en la serie. Si bien, el partido decisivo estuvo cargado claramente a su favor, ellos sienten que en los 2 partidos que perdieron, también fueron perjudicados.
¿Como es posible que la serie tenga, de parte de los dos equipos, quejas en casi todos los partidos jugados?. Nuestra liga DIMAYOR, tiene grandes problemas de arbitrajes, nuestro básquetbol tiene un problema sin solución, al cual no se le ha dado nunca la importancia que requiere. No hay una comisión de arbitraje que revise el accionar de los jueces a lo largo de una temporada. No hay una instancia donde quejarse realmente (la hay, pero es manejada por los mismos árbitros...).

En fin, sentirse perjudicado en un partido es lo peor. Todo el trabajo de la temporada se echa por la borda, por la equivocación (con o sin intención) de un árbitro.